Ellen estaba desubicada, no entendía nada, no recordaba
porque estaba ella sola en el bosque. Caminaba y caminaba sin saber a dónde ir.
Los sonidos que ella antes amaba, como el silbido de las aves, el susurro del
viento, el sonido de las hojas secas y el recorrido del agua, la horrorizaban
producto del miedo. Su miedo se hacía
cada vez más profundo, y estaba a punto
de llegar a un ataque de pánico hasta que escuchó una voz que la llamaba, miró
en la dirección de la voz y en la rama de un árbol, descansaba una
lechuza blanca como la nieve.
- No tengas miedo. – le dijo
-¡Estoy perdida y sola, no sé cómo llegué aquí! – dijo Ellen
con los ojos llorosos y temblando.
- Sube y ya no estarás sola - le dijo tiernamente la lechuza.
Ellen luego de dudarlo empezó a trepar el árbol hasta que
llegó a la rama donde estaba la lechuza y se sentó a su lado.
- Gracias - dijo Ellen
- De nada, aquí estarás hasta que te calmes y no tengas
miedo.
- Tú también estás sola, no veo ningún otro animal cerca. Deberías
tener tanto miedo como yo.
- No, la naturaleza me acompaña. – replicó la lechuza
- Eso es lo mismo que estar sola.
- No, la naturaleza me habla. Ella vive para mí y yo para
ella.
- Oh, ahora comprendo.
- ¡Ahora soy libre Ellen, puedo volar! – abrió sus alas y gritó
hacia el horizonte con gran emoción, la lechuza.
- Si, veo tus alas, me alegro mucho por ti.
- Soy libre, compañera del viento y soy feliz.
Entonces Ellen, luego de unos minutos, se dio cuenta que la
lechuza mencionó su nombre sin que ella se lo dijera.
"No entiendo, ¿Qué pasa? ¿Cómo es que aquella lechuza sabe mi nombre?
¿Por qué accedí a sentarme junto a una extraña? ¡¿Por qué hablo con una lechuza
si los animales no hablan?! "
Miró la cumbre del árbol, miró la copa de los árboles más
bajos, miró a todas partes.
"¿Cómo es que llegué a trepar tan alto si antes
nunca pude hacerlo?"
Su miedo se agudizaba.
- No tengas miedo Ellen. Yo nunca te haría daño y aquí no te
pasará nada- le dijo la lechuza como si hubiese leído su mente.
- ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Cómo sabes que tengo miedo? ¡Quién
eres! – se desesperó Ellen a causa de su miedo.
- Tranquila ¿Aún no te das cuenta quién soy?
Fue entonces cuando Ellen clavó su mirada llena de pánico en
la lechuza y poco a poco, ese miedo iba desvaneciéndose mientras recorría con
su mirada cada rasgo de la lechuza; sus
plumas blancas y doradas, sus ojos más negros que la noche, su rostro tierno,
su pico fuerte como el acero. Ellen conocía esa lechuza y la conocía
perfectamente.
Recordó la tarde que le dieron el diagnóstico y decidió ir
al bosque a pintar para despejar su mente. Retrató una lechuza hermosa que se
había posado en una rama justamente frente a ella. Esa tarde mientras la pintaba,
le contaba a la lechuza lo que le estaba pasando como si ella entendiera.
Terminó el cuadro con la caída del sol y con lágrimas en los ojos le dijo: En mi otra vida seré como tú.
Ellen comprendió todo, volteó su mirada hacia la lechuza,
pero ya no estaba. Asintió con la cabeza, se sonrió a sí misma y una tranquilidad infinita
la invadió, recordó su nombre en su mente: Ellen y gritó al horizonte.
-¡Me llamo Ellen y soy la compañera del viento!
Abrió sus alas y voló tan alto como pudo. Sintió el aire
entre sus plumas y su corazón latiendo más fuerte que nunca. Era feliz. Dejo su
vida atrás y Ellen nació otra vez para ser libre.
I'm really sorry that I can't speak Spanish, but that owl picture is gorgeous!xxx
ResponderEliminarUna historia preciosa la de la hija del viento.
ResponderEliminarBesos
Hola!! Tu blog es muy lindo!! Me uní!!
ResponderEliminarMe gustaría que pasaras por el mío, se que esta muy pobre, pero apenas inicie con el hace poco
Un saludo!!
http://mivomitocerebral.blogspot.mx/