Lentamente he ido quitando cada columna de la torre y al fin de desmoronó.
Ya no existe ilusión ni gusto, mas bien el disgusto y la decepción.
No estoy triste, solo pensé que era diferente y no lo era.
Es como si hubiese pensado en un colibrí color pastel, pero al final resultó ser un pájaro rojo encendido, violento, loco y queriendo volar sin límites o direcciones.
Quiere jugar, quiere placer, quiere todo a la vez, y no lo juzgo, no soy nadie en su cielo para frenarlo o encerrarlo en mi jaula.
¿Por qué no hacer lo mismo que él? ¿Por qué no salir de mi idea de estabilidad constante y perder la cordura un poco? ¿Por qué no? Porque, no.
Soy sincera , pero las canciones de los taxis dicen que miento.
Ya no lo quiero para mí y estoy bien.
Me morí con esto Habich.
ResponderEliminarEste post me ha gustado mucho.
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